jueves, 13 de marzo de 2008

Hacho se escribe con 'h' de hierro





Optimismo entre las instituciones por el anuncio de cesión por parte de ADIF del puente eiffeleño a los ayuntamientos de Alamedilla y Guadahortuna

DEL PASADO AL FUTURO. Vista del Puente del Hacho, a tres kilómetros de Alamedilla.
PUENTE DEL HACHO


• 1889 y 1895: Se construyó según un proyecto del taller de Eiffel.
• 1979: Deja de funcionar al construirse uno más moderno.
• 1980: Es vendido como chatarra y está a punto de ser dinamitado.
• 1981: Se movilizan varios colectivos ciudadanos para impedirlo.
• 2004: Se dice que será convertido en museo del ferrocarril.
• 2008: Cesión de su uso.

ESE óxido del metal y del olvido que corroe desde hace muchos años al famoso puente del Hacho, está más cerca de solucionarse. Hace sólo unos días, se dio un paso importante -parece que el definitivo- para que el puente eiffeleño que está entre los términos de Alamedilla y Guadahortuna tenga un futuro digno. La empresa Administrador de Infraestructura Ferroviarias (ADIF) ha dicho que dentro de un mes tendrá una especie de borrador para ceder a los ayuntamientos de Alamedilla y Guadahortuna el puente que construyera un discípulo de Eiffel. Si eso es así, al final se habrá acabado con treinta años de lucha, que son los años que lleva la Plataforma Puente del Hacho intentando darle un uso y una finalidad al hermoso puente, convertido actualmente en una infraestructura de herrumbre tan olvidada como inservible.
La historia de este puente es ya de todos sabida, pero no está mal recordarla. El estudio de la línea férrea fue redactado y firmado por los ingenieros del taller de Alexandre-Gustave Eiffel, concretamente Duval y Boutilliea. Según algunas informaciones el puente del Hacho fue construido aproximadamente entre los años 1886 y 1895. El 22 de marzo de 1898 quedó abierto a la explotación pública el tramo comprendido entre las estaciones de Alamedilla-Guadahortuna. Y desde entonces decenas y decenas de personas se aprovecharon de este servicio.Esta gran estructura fue considerada durante muchas décadas como el puente más largo y elevado de la red ferroviaria española, con un total de 623 metros de longitud para salvar un barranco de gran profundidad.
En la década de los setenta fue sustituido por uno más moderno. El abandono se hizo entonces cargo del puente. Tanto que fue vendido para chatarra y estuvo a punto de ser dinamitado. Fue entonces cuando se movilizó un colectivos ciudadano en su defensa. De eso hace ya casi 30 años.
Desde entonces la lucha de este colectivo ciudadano (al que, con el tiempo, se han unido los ayuntamientos de Alamedilla y Guadahortuna, la Fundación Alonso Corral, el Grupo de Investigación de Patrimonio Histórico de la Universidad de Granada y varias asociaciones culturales) se ha dedicado a presionar a Renfe (ahora ADIF) para que esta institución ferroviaria lo cediera para su uso. Desde entonces se han dicho muchas cosas sobre el futuro de este puente. Hace casi cuatro años se anunció que podría acoger un museo del ferrocarril. Pero hasta el pasado 26 de febrero, no había llegado una noticia tan esperanzadora como la que surgió ese día: ADIF está dispuesta a ceder durante 25 años el uso del puente a Alamedilla y Guadahortuna. José Villanueva, portavoz de la plataforma del puente, se mostraba satisfecho y optimista por el resultado de la reunión en que la institución ferroviaria cedía el uso de la grandiosa obra de ingeniería de hierro. «Yo creo que este es un paso importante. Nos han dicho que en un mes o así está el borrador. Luego empezaríamos a pensar en qué se puede utilizar el puente», afirma Villanueva. El concejal de Cultura del Ayuntamiento de Alamedilla, Torcuato Cabrerizo, igualmente se mostraba optimista por el acuerdo alcanzando. Pero tanto él como el alcalde de Guadahortuna, Juan José Maza, están convencidos de que a partir de ahora es cuando hay que luchar de verdad para que todo no se quede en aguas de borrajas. «La alegría que tenemos no debe quitar la responsabilidad que se nos viene encima. No tenemos dinero pero tenemos muchas ganas de que el puente sea rehabilitado, y hacia ahí irán nuestros esfuerzos», afirma Cabrerizo. «Bien mirado, ellos, los de Renfe, se quitan un problema. Ahora somos nosotros los que tenemos que buscar subvenciones y ayudas de las administraciones para que ese puente tenga una utilidad», dice Juan José Maza.
Al no ser posible la desafección por un problema de cercanía con el puente nuevo, los derechos del uso durarán 25 años. «Nosotros queremos contar con Renfe para el futuro de este puente. Debemos de implicar a cuanto más instituciones y empresas, mejor», dice Torcuato Cabrerizo.

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